Las circonitas son tan parecidas a los diamantes que sólo un ojo entrenado es capaz de diferenciarlos. Por eso es tan fácil confundirlas, por su similitud visual con el diamante.
Y es que el diamante es la piedra preciosa por excelencia. Está compuesta de carbono puro cristalizado y su valor no lo supera ninguna otra piedra preciosa del planeta.
Diamante procede de la palabra griega “adamas”, que significa irrompible, invencible, debido a que su principal característica es su resistencia y su dureza.
La mayoría de los diamantes suelen ser de color marrón o amarillo. Los que tienen tonos más vivos, como el rojo, naranja, violeta, azul, verde, rosa son muy poco comunes, por eso se venden a precios más altos. Si bien, la industria de la joyería suele apostar por diamantes incoloros o con un color tan sutil que apenas se percibe.
Las circonitas son gemas o piedras sintéticas, y derivan del óxido de circonio. También se conocen como zirconita o circonia cúbica, porque al igual que el diamante, al cristalizar forman cristales cúbicos.
Lo más destacable es su brillo y luminosidad elevada.
Diferencias entre circonitas y diamantes
- Dureza: el diamante es la piedra preciosa más dura que existe en la naturaleza. Tiene un índice de 10 puntos en la Escala de Mohs, mientras que la circonita se sitúa entre los 6,5 y los 7,5 puntos.
- Densidad: el diamante tiene una densidad inferior a la del circonio.
- Temperatura de fusión: el diamante puede alcanzar los 3.546,85 ºC, la circonita llega hasta los 1.852 ºC.
- Transparencia: el diamante es transparente y translúcido; las circonitas también pueden ser opacas.
- Precio: el diamante es una de las piedras preciosas más caras, pudiendo llegar al millón de euros por pieza. A diferencia de la circonita, que se sitúa entre decenas y centenas de euros la pieza.
- Exclusividad: el diamante es una piedra lujosa y exclusiva; la circonita es más común.
¿Cómo diferenciar un diamante de una circonita?
Desde Secrecy queremos compartirte 4 trucos muy sencillos que te ayudarán a salir de dudas:
1. La prueba del papel blanco
Dibuja un punto en un papel blanco y coloca la piedra sobre el punto. Si puedes observar el punto claramente, se trata de una circonita; y si el punto se ve distorsionado, tienes ante ti un diamante.
También puedes hacer la prueba con letras impresas de un diario, revista o similar.
2. La prueba de la lente
Utiliza una lente de aumento o lupa de 10 aumentos y observa los bordes de la piedra de cerca. Si los bordes son redondeados, se trata de una circonita; mientras que si son puntiagudos, tienes entre tus manos un diamante.
3. La prueba del brillo
Coloca la piedra debajo de una lámpara y observa cómo es la luz que se refleja.
Si se refleja un brillo extraordinario con destellos de tono grisáceo, se trata de un auténtico diamante.
4. La prueba del vapor
Es tan sencillo como exhalar en la piedra. Solo si no aparece vaho estarás ante un diamante.
Y es que su fuerza y resistencia hacen que permanezca siempre cristalino y transparente.
Ahora que ya conoces las principales diferencias entre diamantes y circonitas, podrás detectarlas sin equivocarte, aunque siempre es recomendable dejarte aconsejar por un experto.
No te pierdas la nueva colección que estamos a punto de lanzar, llena de circonitas. ¡Te va a encantar!
