Si yo pudiera darte una cosa en la vida y otras frases inolvidables de Frida Kahlo
Icono del feminismo, de la lucha por los derechos de la mujer, del empoderamiento, ejemplo de superación personal y probablemente la artista mexicana más destacada de la historia en el mundo de la pintura, Frida Kahlo no tuvo una vida fácil, ni mucho menos. Marcada por la tragedia, la poliomelitis y las consecuencias de un accidente de tranvía le dejaron secuelas con las que tuvo que aprender a vivir, pero lejos de hundirse, empezó a pintar, con un estilo propio inconfundible con el que transmitía sus vivencias, sus pensamientos y sus sentimientos de una forma única. Fue capaz de transformar su sufrimiento en arte, y además de sus obras pictóricas, que sirvieron de inspiración a otros artistas como Picasso o Duchamp, nos dejó multitud de inolvidables frases y reflexiones para el recuerdo, entre las que una de las más célebres es “si yo pudiera darte una cosa en la vida”.
Frida Kahlo y el amor
Esta frase, que dedicó a su amado Diego Rivera, otro capítulo amargo en su vida, nos hace pensar sobre el amor, sobre cómo demostrar a una persona especial la importancia que tiene en nuestra vida. El sentimental fue otro de los terrenos dolorosos de su vida, y la relación con Rivera le hizo más daño que bien. De hecho, protagoniza muchas de sus reflexiones más profundas, por ejemplo, “te necesito tanto que me duele el corazón”, o “yo sufrí dos accidentes graves en mi vida: uno es el del tranvía, el otro es Diego. Diego fue el peor de todos”. Aún así, pese a todo el sufrimiento que le trajo esa relación dolorosa, dejó frases profundas y preciosas sobre el amor, entre ellas: “te mereces un amante que se lleve las mentiras y te traiga esperanza, café y poesía”, “¿Se pueden inventar verbos? Quiero decirte uno: yo te cielo, así mis alas se extienden enormes para amarte sin medida”, o “quisiera darte todo lo que nunca has tenido y ni así sabrías la maravilla que es poder quererte”.
Frida y la imperfección
La pintora tuvo una personalidad tan fuerte y marcada, tan positiva pese al dolor, que supo encontrar la belleza en cada aspecto de su vida, incluso en los más oscuros. Ella misma lo transmitió claramente: “muchas veces en el dolor se encuentran los placeres más profundos, las verdades más complejas, la felicidad más certera”. Y es que la pintora tenía claro que sentir dolor y sufrimiento no tiene por qué ser algo negativo, y que nos puede ayudar a descubrir nuevos caminos y adoptar nuevas formas de vida y pensamiento. La imperfección fue para ella orgullo y declaración de intenciones, y lo dejó por escrito: “la parte más importante del cuerpo es el cerebro. De mi rostro me gustan mis cejas y mis ojos. Aparte de eso, no me gusta nada más. Mi cabeza es demasiado pequeña. Mis pechos y mis genitales son corrientes. Del sexo opuesto tengo el bigote y el rostro en general”. Frida Kahlo defendía que la apariencia física no era, ni mucho menos, lo más importante en la vida, y pensaba que la belleza estaba sobrevalorada. “Soy mi propia musa. Soy la persona que mejor conozco. Soy la persona que quiero mejorar”, escribió. Y de hecho, dedicó su vida a intentar crecer como persona, aceptando las adversidades y siendo muy consciente de ellas. Ella misma dijo: “hay algunos que nacen con estrella y otros estrellados, y aunque tú no lo quieras creer, yo soy de los estrelladísimos”. Sin embargo, el dolor y la desgracia no le impidió luchar por conseguir lo que le importaba.
Un final triste y doloroso
El último año de su vida fue una auténtica pesadilla, entre el dolor y la enfermedad. Tuvieron que amputarle una pierna por gangrena, y se sumió en una profunda depresión, que hizo que intentara suicidarse en un par de ocasiones. Sin embargo, nunca perdió la esperanza, como demuestra otra de sus frases más célebres, que preside un altar de su museo en México, la Casa Azul: “árbol de la esperanza mantente firme”. Las últimas palabras que dejó escritas en su diario fueron “espero alegre la salida, y espero no volver jamás”.
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